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martes, 31 de enero de 2017

Gasolinazo, combustible del despertar ciudadano




Gasolinazo, combustible del despertar ciudadano

 
El desmesurado incremento a los combustibles terminó de cuajar  el corolario de que no hay corrupción que dure cien años ni pueblo que la aguante. Desde que en el sexenio de Miguel de la Madrid el modelo neoliberal tomó los bártulos del país, iniciando la venta de empresas públicas bajo el argumento de “sanear las finanzas” del Estado, el saqueo al erario y la opacidad fueron de la mano hasta llegar al punto de quebrar la economía nacional, insistiendo en  cargar los costos de sus acumulados errores a una sociedad agraviada y empobrecida que está despertando, lanzándose a las calles a pedir cuentas a una clase política enriquecida a costa de las penurias de millones de mexicanos. Eternizadas víctimas de las recurrentes crisis.



A la fecha la deuda pública acumulada suma 9 billones de pesos, que representan un pago de intereses anuales de alrededor de 600 mil millones de pesos que, por supuesto, no fueron producto de una generación espontánea sino resultado de seis gobiernos caracterizados por la persistencia de un modelo económico que tuvo desde sus orígenes la meta de desmantelar los bienes de la nación, aderezada con una perenne corrupción, ahora concluida con la quiebra de Petróleos Mexicanos y muy pronto de la Comisión Federal de Electricidad, como en su momento sucedió con la autoritaria extinción de Luz y Fuerza del Centro, en el sexenio de Felipe Calderón.
La parte oficial esgrime al país factores externos como el incremento a los precios internacionales del petróleo y las gasolinas para elevar en un 20 por ciento su precio, negando que el retiro de los subsidios, por 200 mil millones de pesos, sea consecuencia directa de la inoperante Reforma Energética e invoca la impostergable necesidad de situar en sus precios reales a los combustibles para no afectar programas sociales, pero se abstiene de hablar de la bancarrota a la que inducidamente se condujo a la ex paraestatal que por décadas fue la punta de lanza del desarrollo nacional, para entregar ahora sus diversos procesos y áreas al capital privado, tanto nacional como extranjero.
Como antaño, la corrupta clase política, que no conoce de partidos ni ideologías, oculta a la sociedad los nulos resultados de su modelo de economía neoliberal, donde han sido únicamente los organismos financieros internacionales, voraces empresarios nacionales  y firmas  extranjeras las que han sacado provecho de este paulatino desmantelamiento de las empresas públicas, que a la vista del colosal atropello cometido con el gasolinazo a un pueblo mayoritariamente pobre, representa una inobjetable traición a la patria.
Ha llegado el momento de echar atrás la película de nuestra reciente historia para enumerar la infinidad de latrocinios cometidos contra el pueblo de México, empezando por la nunca aclarada venta de 219 empresas públicas en la administración de Miguel de la Madrid, de las 1 mil 155 que se enlistaban como propiedad del Estado al inicio de su mandato. Inversionistas privados, sobre todo del exterior, formaron parte de los agraciados compradores sin que se emitiera en su momento un detallado informe del valor real de tales empresas y su precio de venta.
Fue así que el combate a la corrupción anunciado por De la Madrid durante su campaña, bajo el lema de “La Renovación Moral de la Sociedad”, no pasó de ser mera frase cliché. En su gobierno comenzó la desaparición de los ahora invocados “huevos de oro”.
Es pertinente recordar la similitud que guarda el entonces bautizado como Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), con el ahora anunciado Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar; en ambos casos, hay un tope salarial a las clases trabajadoras y se conmina al sector privado a no incrementar los precios de sus productos. Situación que no funcionó hace 30 años pero condujo a la pérdida de un 41 por ciento del poder adquisitivo de los menos favorecidos, porque los empresarios hicieron caso omiso a la petición del entonces presidente de sacrificar sus ganancias, como ahora acontece con las alzas en cascada de productos como la tortilla y el pan en muchos estado del país, a consecuencia del gasolinazo.
Con el ascenso de Carlos Salinas de Gortari al poder, el pueblo de México fue despojado de empresas públicas tan rentables como Teléfonos de México, entregada en bandeja de plata al empresario Carlos Slim, hoy uno de los hombres más ricos del mundo. Bajo el lema de “vender bienes para remediar males”, Salinas echó a andar su Programa Nacional de Solidaridad, para montar una cortina de humo que le permitió hacer pingües negocios con empresarios, a los que devolvió los bancos, a la vez de iniciar el desmantelamiento de Pemex, al desmembrar a la paraestatal en cuatro subsidiarias, lo que le permitió comenzar la privatización de la petroquímica, anulando desde entonces al desarrollo de nuevas refinerías en el país.
Lejos de contribuir al desarrollo de la economía nacional, miles de millones de dólares fueron a parar a los bolsillos de empresarios consentidos del entonces presidente que solapó en su elenco de corruptos a sus hermanos Enrique y Raúl, enriquecidos por el cobro de comisiones para el otorgamiento de contratos de Petróleos Mexicanos. Antes de su muerte, fue el propio Miguel de la Madrid quien acusó a Salinas de haberse robado la mitad de las partidas secretas en su sexenio, recursos que al decir del extinto mandatario, terminaron en cuentas de Suiza. Una significativa merma experimentaron los “huevos de oro” en el sexenio salinista.
En el gobierno de Ernesto Zedillo los saqueos a los recursos de la nación no disminuyeron, prueba de ello fue la cesión de los ferrocarriles nacionales a empresas de capital extranjero, cuyo monto y condiciones de venta no tuvieron la debida transparencia; fue en este periodo cuando se dio el llamado “robo del siglo”, bajo el amparo del rescate bancario a través del Fobaproa, que en su momento costó a las finanzas públicas, con cargo al pueblo de México, 700 mil millones de pesos, unos 2.5 billones de pesos a precios actuales. A la fecha, el salvar a los irresponsables banqueros le cuesta al país el pago anual de intereses de 11 mil 500 millones de pesos, sin dejar de mencionar un gasto adicional del alrededor 165 mil millones de pesos por el rescate carretero, también cortesía Zedillo a sus amigos empresarios. La merma a los “huevos de oro” durante tal sexenio, fue considerable.
Los gobiernos panistas que accedieron al poder con la llegada de Vicente Fox a Los Pinos, en el 2000, no representaron cambio alguno en la aplicación del modelo neoliberal ni en el viejo estilo de la corrupción priísta; de acuerdo con una investigación de la agencia Reuters, basada en informes de la Auditoría Superior de la Federación, del 2003 al 2012, en los periodos del sexenio de Fox y Calderón, Pemex suscribió más de 100 contratos irregulares por un monto de 11 mil 700 millones de dólares.
Casos como los de Oceanografía, empresa a la que favorecieron a través del tráfico de influencias los vástagos de Martha Sahagún, Manuel y Jorge Bibriesca, hijastros de Fox, o el de César Nava, secretario particular de Calderón en su cargo de presidente y más tarde asesor jurídico de Pemex, desde donde permitió quebrantos a la empresa pública por 500 millones de dólares, son parte de la desatada corrupción que se hizo presente bajo las siglas de Acción Nacional. Gobiernos ambos caracterizados por la opacidad  con que manejaron los excedentes petroleros que ascendieron del 2001 al 2008 a un billón 281 mil millones de pesos y cuyo destino aún se ignora. No sólo los “huevos de oro”, sino también la gallina, resultaron seriamente afectados en los sexenios panistas.
A la fecha en que la quiebra del país ha disparado la deuda pública al histórico nivel de 9 billones de pesos, asuntos de corrupción como los de los exgobernadores Guillermo Padrés de Sonora, actualmente preso, o del prófugo  Javier Duarte de Veracruz, son la evidencia del criminal despilfarro de los recursos públicos; el primero hacía gala de una cuadra de caballos pura sangre valuados en 100 millones de pesos y dejó una deuda de 30 mil millones; el segundo, llevó la deuda de su estado a los 80 mil millones de pesos y quedó a deber 2 mil millones a pensionados y una cantidad similar a la Universidad Veracruzana. Junto con César Duarte y Roberto Borge, exmandatarios de Chihuahua y Quintana Roo, respectivamente, son la muestra más palpable de que la malversación de fondos públicos es otra de las causas del generalizado descontento social, ahora avivado con el gasolinazo.
La actual coyuntura donde la sociedad ha despertado y se dice dispuesta a no soportar más atropellos, es propicia para convocar a un gran frente nacional que busque restablecer la legalidad y el estado de derecho en contra de tantos agravios acumulados y luche además por detener el propósito de aniquilar el sistema de pensiones y privatizar servicios como transporte y agua. En Baja California la movilización de miles de ciudadanos logró revertir la intención de los panistas de entregar el manejo del vital líquido a empresarios. El camino está trazado y hay que empezar a andar al lado del pueblo, al margen  de los degradados partidos políticos, rumbo al 2018.
Martín Esparza Flores

Contralínea 524 / del 29 de Enero al 04 de Febrero 2017




 


 

Tecnocracia abandonó refinerías a propósito


     
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Tecnocracia abandonó refinerías a propósito

Por Martín Esparza Flores /


Génesis del desmantelamiento energético/II
 
Martín Esparza Flores
Cuando el 18 de marzo de 1991, Carlos Salinas de Gortari anunció el cierre de la refinería de Azcapotzalco, se vanaglorió de la medida al expresar a la nación: “El nuestro es un gobierno comprometido con el medio ambiente”.
Y en efecto, la mayoría creyó en sus excusas ambientalistas que, en aquel entonces, sirvieron para ocultar el arranque del proceso de desmantelamiento y privatización de Pemex, que 26 años después derivó en el gasolinazo que tiene el país inmerso en una de las peores crisis sociales de los últimos años.
La tecnocracia que por tres décadas ha devastado la economía nacional por la terca imposición del modelo neoliberal, nada puede rebatir ante las evidencias de su antipatriótica conducta; desde la llegada de Miguel de la Madrid al poder, Pemex fue visto como ente generador de impuestos al que debía dejarse a la deriva en la inyección de recursos para entregarlo en el futuro a las empresas extranjeras.
No fue casual que, un año después del cierre de la refinería de Azcapotzalco, Salinas no hablara sobre su traslado a otra parte del país o la creación de una nueva planta que sustituyera su producción de 105 mil barriles de gasolinas al día, pero sí anunciara la separación de Pemex en cuatro subsidiarias: Pemex-Exploración y Producción; Pemex-Refinación; Pemex-Gas y Petroquímica Básica, y Pemex Petroquímica.
De hecho, desde que en 1979 entró en operaciones la refinería Antonio Dovalí Jaime, en Salina Cruz, Oaxaca, los gobiernos sucesivos acataron dócilmente los lineamientos de organismos como el Fondo Monetario Internacional que les  impusieron el compromiso de abrir el mercado energético.
Cuando en 1982 los neoliberales arribaron a Los Pinos, México contaba con siete refinerías y producía 348 mil barriles de gasolina al día y 231 mil de diésel, con un parque vehicular mucho menor al que actualmente se tiene. Hoy, sus seis plantas de refinación apenas producen 254 mil barriles de gasolina y 160 mil de diésel. De hecho, se calcula que el país tiene un déficit de 400 mil barriles diarios y este continuará aumentando si se toma en cuenta que el número de vehículos crece a un ritmo anual de un 3 por ciento.
Los panistas que hoy se rasgan las vestiduras ante el gasolinazo, evitan hablar de la cancelación de la refinería Bicentenario, a construirse en Tula, Hidalgo, de la que tanto hizo alarde en su sexenio el demagogo Felipe Calderón y que debía reducir en un 25 por ciento la importación de combustibles.
Apenas en octubre pasado la refinería de Salamanca, Guanajuato, cerró operaciones en cinco de sus plantas donde se producían gasolinas Premiun y Magna, así como diésel de ultra bajo azufre y turbosinas. Una muestra más que explica por sí misma que el cierre de la refinería de Azcapotzalco nada tuvo que ver con asuntos ambientales sino con el desmantelamiento inducido por la tecnocracia, que derivó en el gasolinazo.


                 esparza

domingo, 22 de enero de 2017

SME: 102 años de lucha (Parte II: el ave fénix que renació de la extinción)


SME: 102 años de lucha (Parte II: el ave fénix que renació de la extinción)

 
A más de 7 años de la infamia cometida en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por el gobierno de Felipe Calderón, no hay un solo mexicano que siga dando crédito a las falacias montadas para cerrar, de la noche a la mañana, una empresa pública y dejar sin empleo a 44 mil trabajadores. Tal como ocurrió aquel 11 de octubre de 2009.
 Lo puntualizamos desde el momento de iniciar nuestra lucha de resistencia: la intención de los panistas no era velar por el interés de las finanzas públicas ni el bienestar de los usuarios de la energía eléctrica en el centro del país; su objetivo era la desintegración de la industria eléctrica nacional para entregarla de manera silenciosa y paulatina a las empresas extranjeras.
Para doblar a una institución sindical como el SME, era necesario recurrir a la bajeza y al atropello, al uso de la fuerza militar y policial, tal y como había ocurrido hacía 1 siglo cuando, en los albores de nuestra organización, gobiernos como el de Venustiano Carranza se negaban a reconocer los derechos laborales de los trabajadores enviando al Ejército a romper huelgas y detener líderes, como una extensión del porfiariato.
El artero golpe en contra del SME, perpetrado a las sombras de la noche mediante un despliegue de miles de elementos de las Fuerzas Armadas bajo el camuflaje de policías, no antepuso un diálogo de frente al país, como era lo más lógico en un régimen democrático y republicano. Y no existió nunca la intención de sentarse a analizar las verdaderas condiciones en que se hallaba la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, y en general la industria eléctrica del país, porque el gobierno de Calderón adolecía de los argumentos para defender su medida extrema y autoritaria, pero sobre todo, antinacionalista.
En las primeras semanas y meses, el Estado inició una guerra mediática en contra de los trabajadores despedidos injustamente, acusándolos de haber gozado de excesivos privilegios, de haber quebrado las finanzas de Luz y Fuerza y de desquiciar las calles de la Ciudad de México con sus marchas y plantones, sin exentar acusaciones públicas de sabotaje a las redes subterráneas de transmisión en el Centro Histórico, con el fin de que la sociedad le diera la espalda a la naciente lucha.
Fueron 7 largos años de un camino cuesta arriba que, para desgracia de quienes apostaron a nuestra desaparición, culminaron con un triunfo de nuestro justo reclamo para recobrar nuestras fuentes de trabajo y una fortalecida alianza con la sociedad a través de organizaciones como la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica (ANUEE), a la que se han sumado miles y miles de mexicanos afectados por los abusivos cobros de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en sus recibos de luz.
Muchos de aquellos que en su momento pensaron de buena fe que con la extinción de Luz y Fuerza bajaría el monto de sus recibos, ahora dan la razón a nuestra lucha y están de nuestro lado. El SME nunca mintió, pero el gobierno de Calderón lo hizo de manera sistemática, utilizando cuantiosos recursos públicos en su compra de medios de comunicación, para sostener sus mentiras.
El juicio de la historia ya comienza a dictar su veredicto y mientras el sexenio pasado muestra a la nación entera sus torpes manos manchadas por la sangre de una infructuosa guerra contra el crimen organizado y enlodadas por la corrupción, el Sindicato Mexicano de Electricistas acaba de cumplir el pasado 14 de diciembre 102 años de existencia, con miras a llegar a otros 100.
Desde el pasado año, la lucha del SME empezó a recoger los frutos de su histórica resistencia, al constituirse la Generadora Fénix en alianza estratégica con la empresa Mota-Engil, pactándose la vigencia de nuestro contrato colectivo de trabajo y de nuestro registro como sindicato de industria.
En el proceso que hará resurgir a nuestra organización como el ave fénix, cobró especial relevancia la negociación alcanzada en agosto pasado con el gobierno federal lográndose un pago en especie de nuestros pasivos laborales y obteniendo, a favor de quienes resistieron la larga y extenuante lucha, una concesión por 30 años para el uso y explotación de 14 plantas hidroeléctricas que formaron parte de la infraestructura de Luz y Fuerza del Centro, como también un paquete de 1 mil 700 MW para construir dos plantas de ciclo combinado en lo que fuera la termoeléctrica Jorge Luque.
Dentro de este paquete se enlista la entrega en propiedad al Sindicato Mexicano de Electricistas de las fábricas y talleres para el funcionamiento de nuestra Cooperativa LF del Centro, y que será la nueva fuente de trabajo para los electricistas que rechazaron su liquidación en octubre de 2009, quienes ahora serán socios y podrán constituir para el futuro y patrimonio de sus familias una fuente de trabajo digna y socialmente productiva.
En la nueva dinámica –donde existe una línea bien delimitada con nuestros socios mercantiles que en nada compromete nuestros principios ideológicos ni nuestras alianzas con organizaciones y movimientos sociales del país– hay noticias halagüeñas, como los ocho permisos de generación otorgados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el pasado 30 de noviembre a FSE Suministradora Fénix para prestar sus servicios a los usuarios calificados; es decir, los clientes del mercado mayorista, actualmente acaparado por la CFE, cuya adquisición anual mínima es de 3 megawatts al año y que representa el 58.23 por ciento del consumo nacional. Pero además, están en trámite otros siete permisos adicionales.
El inédito esquema abre todo un abanico de opciones para que la nueva suministradora a la que está integrado el SME, pueda ofrecer energía limpia a precios accesibles en beneficio de la industria, el comercio, los prestadores de servicios, así como los ayuntamientos, que podrán obtener importantes ahorros en sus presupuestos.
En el escenario por venir resulta paradójico para la antes llamada “empresa de clase mundial” y sus charros del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) que hace unos años apostaron a nuestra desaparición, apoderándose ilegalmente de nuestra zona de trabajo mediante sus esquiroles. En el nuevo mercado eléctrico, la CFE tendrá que competir no sólo en precios sino en calidad de servicios, y en ambos campos sabe que lleva las de perder, razón por la cual ya ha iniciado una campaña de intimidación hacia sus agobiados clientes, a los que amenaza con no reinstalarles el servicio en caso de una falla si contratan con un nuevo suministrador, violando de manera flagrante el piso parejo establecido en la nueva normatividad de las leyes secundarias.
El SME ha interpuesto ya una demanda ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en contra del líder del SUTERM, el charro Víctor Fuentes del Villar, quien ha confesado su complicidad con el gobierno de Calderón para tratar de aniquilar a nuestro sindicato, apoderándose de nuestra zona de atención.
Las cosas han cambiado para desgracia de quienes desearon nuestra desaparición y ahora, al festejar nuestros 102 años de existencia, no sólo demostramos haber superado el ilegal decreto de extinción de octubre de 2009, sino que estamos más vigentes y actuantes que nunca, dispuestos a recuperar el tiempo perdido y lo que por ley nos pertenece.
Martín Esparza Flores
[OPINIÓN]
Contralínea 523 / del 22 al 28 de Enero 2017

PLAN DE ACCIÓN ENERO- FEBRERO 2017


 

lunes, 16 de enero de 2017

e-consulta | Portal número uno de noticias en Puebla | Referencia obligada

Generadora Fénix podría dar energía a cuatro municipios de Puebla: SME

Gobierno   /   
Leticia Ánimas Vargas  |
 Sábado, Enero 14, 2017

Podría dar el servicio a usuarios de Juan Galindo, Huauchinango, Ahuazotepec y Pahuatlán, "en la figura de Cliente Calificados que tengan un consumo de dos gigawats de energía”

Huauchinango, Pue.- En una asamblea más del movimiento Ciudadanos Unidos, integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), gremio que ahora está integrado a Generadora Fénix, dieron a conocer que cada vez están muy cerca de poder suministrar energía eléctrica a cuatro municipios de la Sierra Norte de Puebla que tienen conflicto con la Comisión federal de Electricidad (CFE).
Explicaron que desde noviembre de 2016, están en condiciones de dar el servicio a usuarios de Juan Galindo, Huauchinango y Ahuazotepec, además de Pahuatlán, quienes estén "en la la figura de Cliente Calificados que tengan un consumo de dos gigawats de energía”.
La asamblea se realizó durante la tarde del viernes 13 de enero en la plaza principal de Huauchinango, lugar en el que se congregaron representantes del SME -ahora integrados a Generadora Fénix, con la figura de una cooperativa LyF del Centro junto con la empresa portuguesa Mota Engil- y centenares de personas que apoyan la resistencia civil que pretende el denominado “borrón y cuenta nueva”.
Recordaron que aproximadamente siete años, la CFE recibió en comodato las instalaciones que administraba Luz y Fuerza del Centro, pero nunca realizó contratos con los usuarios de la extinta empresa.
Aproximadamente cuatro años después del cambio de administración, la Comisión Federal de Electricidad comenzó a enviar peticiones de cobro por el servicio, incluso por años pasados, además que intimidó a usuarios a través de procesos judiciales en contra de los "morosos", del corte de suministro en algunos lugares y el amago de hacer lo mismo en otras partes de la región.
El movimiento Ciudadanos Unidos inició sus acciones hace más de un año, nació como una resistencia civil pacífica para lograr el "borrón y cuenta nueva".
La agrupación pretende firmar contratos por el suministro con la CFE o con otra empresa que pueda dotar el servicio de energía eléctrica y a partir de ese momento empezar a pagar.
Se lanzan contra políticos que capitalizan conflictos
También se lanzaron contra políticos que han estado alejados de la resistencia civil contra los cobros de la CFE, y ahora pretenden aprovechar el movimiento, además que criticaron tratan de "capitalizar" conflictos, incluyendo el aumento del precio de combustibles.
En ese sentido, manifestaron su inconformidad con el diputado federal, Carlos Barragán Amador, por haber hecho alarde que sus “50 camiones y decir que a él sí le afecta el gasolinazo y no a los que menos tienen”.
Sin mencionar nombres, aludieron a otro personaje que ha estado alejado de la resistencia civil pero que asistió a dicha asamblea: el ex candidato a diputado local de la alianza que encabezó el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución democrática, Jorge Luis Fuentes Carranza; de quien dijeron: “ahora sí vienen, se acercan y quieren aprovechar el movimiento”, y quien al escuchar las alusiones prefirió actuar con indiferencia.
Los oradores también cuestionaron: “y dónde estaba Gustavo Vargas cuando llamaba al pueblo a que se uniera contra la CFE”, lanzaron.
A ambos, Gustavo Vargas y Jorge Luis Fuentes, los señalaron de encabezar una marcha “de 40 personas contra el gasolinazo” sólo por meros intereses políticos, debido a que ya se acercan los tiempos electorales.
La asamblea terminó entrada la noche de este viernes, para cerrar marcharon por las calles del primer cuadro de la ciudad.

http://www.e-consulta.com/nota/2017-01-14/gobierno/generadora-fenix-podria-dar-energia-cuatro-municipios-de-puebla-sme

SME: 102 años de lucha

SME: 102 años de lucha (Parte I: de la explotación laboral al parto del artículo 123)


Imaginemos por un momento cuáles eran las condiciones que enfrentaba la clase trabajadora en los albores del siglo pasado: los obreros trabajaban jornadas de 12 y hasta 15 horas sin recibir un salario justo ni días de descanso; cuando enfermaban, corrían el riesgo de ser despedidos sin indemnización alguna y cualquier protesta o intento de organizarse para exigir un trato más justo de inmediato era reprimido brutalmente.
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Las condiciones rayaban en una semiesclavitud permitida por el régimen de Porfirio Díaz, que apoyaba de manera incondicional a los empresarios, sobre todo extranjeros. Movimientos nacidos a la luz de la creciente inconformidad y hartazgo, como el de los mineros de Cananea, Sonora, o los obreros de Río Blanco, en Veracruz, derivaron en verdaderas masacres donde el Ejército fue empleado para reprimir al pueblo.
Ayer como hoy se utilizó la criminalización de la protesta social para asesinar o enviar a prisiones –como la temible Cárcel de Belén, San Juan de Ulúa o Lecumberri– a los líderes que tuvieron el valor de alzar la voz en contra de la brutal explotación.
Fue en este azaroso contexto donde empezó a gestarse el nacimiento del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que el pasado 14 de diciembre cumplió 102 años de existencia, siendo el marco propicio para recordar una de las gestas heroicas registradas en la persona de uno de nuestros fundadores, Ernesto Velasco Torres, quien el 2 de agosto de 1916, fuera enviado a comparecer ante un tribunal militar por órdenes del entonces presidente Venustiano Carranza, molesto porque el entonces secretario General del SME había participado 2 días antes, el 31 de julio, en la organización de una huelga general, parando las plantas de generación de electricidad de Indianilla, Nonoalco, San Lázaro, La Verónica y la Hidroeléctrica de Necaxa, en contra de la imposición del pago de los salarios de los obreros del Distrito Federal en papel moneda y no en oro, como moneda de uso corriente.
Carranza emitió en ese entonces un bando donde condenaba a la pena capital a quienes “trastornaran” el orden público e incitaran al paro de industrias, sobre todo si se trataba de su fábrica de armamentos, tan necesaria a su gobierno para combatir a los revolucionarios. Como Velasco se había negado a reanudar el funcionamiento de las subestaciones fue condenado a muerte; empero, la correlación de fuerzas sociales donde la clase trabajadora ya comenzaba a jugar un papel de primer orden, impidió que la fatal sentencia se cumpliera y la sentencia se conmutó por una cadena perpetua, que 2 años más tarde se desvanecería ante el incesante reclamo de las organizaciones de trabajadores. El 18 de febrero de 1918, es decir, casi 1 año después de haberse promulgado la Constitución de 1917, Ernesto Velasco recobró su libertad.
A la distancia es indudable que el papel que jugó el Sindicato Mexicano de Electricista –desde el primer momento de su fundación– en la vida política y social del país marcó buena parte de las conquistas alcanzadas en el Artículo 123 constitucional, donde quedaron plasmados los sentidos reclamos de una expoliada y ultrajada clase trabajadora.
La historia registra que días antes del surgimiento del SME, el 4 de diciembre de 1914, se encontraron en Xochimilco, el Ejército Libertador del Sur, con Emiliano Zapata a la cabeza, y la División del Norte, comandada por Francisco Villa; el día 6 de aquel mes, más de 50 mil hombres desfilaron por las calles de la Ciudad de México. Era el México revolucionario donde se cobijó el parto smeísta.
La verticalidad y dignidad con que los fundadores del SME lograron enfrentar los embates de las empresas eléctricas, telefónicas y tranviarias de aquel entonces, que no dudaron en utilizar guardias armadas, despidos y todo tipo de amenazas para impedir que los trabajadores se organizaran fueron las bases donde se cimentó una organización de sólidos principios ideológicos y claros objetivos de lucha, que prevalecen hasta nuestros días.
Las exigencias planteadas en las primeras negociaciones que el SME tuvo como sindicato fueron inspiración de los constituyentes para normar el contenido del Artículo 123, tales como la jornada de 8 horas, el derecho a la atención médica, el pago de un salario decoroso, el reconocimiento de una pensión justa, el derecho a huelga y a la contratación colectiva, el descanso semanal y la prohibición del trabajo infantil, entre otras valiosas aportaciones.
Los logros alcanzados para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora no fueron de ninguna manera obra de la casualidad o de la buena voluntad de quienes redactaron la Carta Magna de 1917, sino producto de la sangre y la represión que padecieron los nacientes sindicatos y el movimiento de trabajadores tanto en el gobierno del dictador Porfirio Díaz como en el de Venustiano Carranza; este último, al apoderarse de la Casa del Obrero Mundial, pretendió que, a través de los llamados “batallones rojos”, los obreros combatieran a los ejércitos revolucionarios, a sus hermanos de clase. Situación a la que se opusieron los fundadores del Sindicato Mexicano de Electricistas.
En este recuento de los 102 años del SME no puede pasarse por alto que el ahora sindicato centenario también supo estar a la altura de las luchas obreras y nacionalistas del pasado siglo, como cuando otorgó su apoyo incondicional al gobierno del general Lázaro Cárdenas ante las acechanzas de la extrema derecha, impulsando en la persona de su entonces secretario general, Francisco Breña Alvirez, la integración del Comité Nacional de Defensa Proletaria, el 15 de junio de 1935, que aglutinó a las organizaciones campesinas y obreras de todo el país, cerrando las puertas a quienes intentaron desestabilizar al gobierno cardenista.
Tres años después, el SME brindó su absoluto respaldo a la lucha de los trabajadores petroleros en contra de las compañías extranjeras que se negaban a reconocer sus derechos sindicales y que derivaron en la histórica expropiación petrolera del 18 de marzo de 1938, cuando el general Cárdenas devolvió a los mexicanos las riquezas del subsuelo nacional.
Y fue en esos años impregnados de luchas nacionalistas cuando se dio la huelga estallada el 16 de julio de 1936 ante la intransigencia de la Mexican Light and Power, por atender la revisión contraactual y las demandas del SME. El histórico movimiento, que contó con el respeto absoluto del gobierno del general Cárdenas, logró uno de los contratos más avanzados de su época, no sólo en México sino en el mundo.
Otro de los episodios del pasado siglo donde el SME tuvo un papel de primer orden fue la nacionalización de la industria eléctrica, decretada por el presidente Adolfo López Mateos el 27 de septiembre de 1960, en un acto apoteótico en el Zócalo, donde –al igual que en 1938– el pueblo apoyó que la electricidad pasara a manos de los mexicanos.
Por eso, al conmemorarse los 102 años de existencia del SME bien vale hacer un punto de comparación de las condiciones laborales que privan en México en el nuevo milenio: con la aprobación de la reforma laboral de 2012, muchas de las conquistas logradas hace 1 siglo parecen condenadas a desaparecer, como son los casos de la contratación colectiva, desmembrada por la legalización de las outsorcings y los contratos de prueba; la estabilidad en el empleo, y con ello el acceso a la seguridad social, la vivienda y un retiro digno para la vejez. Los salarios, como ocurrió en el pasado, ya no alcanzan para satisfacer las necesidades elementales de alimentación de una familia y, con el manejo discrecional de los fondos para el retiro de las Afores, millones de trabajadores estarán condenados a recibir pensiones de miseria.
Al recordar las luchas libradas por dirigentes como Ernesto Velasco, las nuevas generaciones de trabajadores deben tomar conciencia de que ahora corresponde a ellas librar una nueva batalla, para evitar que lo ganado con la sangre y el sacrificio de sus antepasados se pulverice y cobre nuevamente vigencia. Y valga recordar que ayer como hoy el SME siempre estará al lado de las causas justas de las mayorías. Su prosapia independiente y nacionalista así se lo impone.
 
Martín Esparza Flores
                                   Contralínea 522 / del 15 al 21 de Enero 2017
 

PROGRAMA FRECUENCIA LABORAL 14 ENERO 2017

PROGRAMA FRECUENCIA LABORAL
SÁBADO 14 DE ENERO 2017
 
 
 
 
 



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