En un país devastado por el neoliberalismo de
las últimas 3 décadas de crisis económica, política y social, con una
devaluación galopante, inseguridad, una partidocracia podrida en funciones de
gobierno, reforzamiento y avance de las reformas estructurales, con más de 2
millones de desempleados y más de 4 millones subempleados (según datos
oficiales), después de casi 6 años de resistencia y un decreto de extinción
apuntalado por los 3 Poderes de la Unión, el Sindicato Mexicano de
Electricistas, despojado -a la mala- del triunfo jurídico por la SCJN el 30 de
enero del 2013, logra una solución política para constituir una empresa
generadora que asegura la vigencia del registro del SME y empleo estable bajo
un CCT para una parte de los trabajadores en resistencia. Y obtiene fábricas y
talleres de Luz y Fuerza para ser operados por una Cooperativa en la que
laborarán el resto de trabajadores en Resistencia que no sean del área de
generación.
Para el C. Antonio Almazán lo
anterior es solamente un consuelo. Pero ni siquiera el cristiano consuelo de
los que “…nos brinden alivio y nos ayuden a recuperar la armonía interna…”,
sino que, para él, es un golpe adverso disfrazado de triunfo y además un
consuelo nefasto, porque en el fondo es un “trago amargo”. Solamente le faltó
decir que es un triunfo de papel.
Y su primer análisis -de oídas y a oscuras, como él lo describe y amenaza con
otro, más “profundo” en un futuro cercano- del CCT pactado con Mota-Engil, no
le deja lugar a dudas, se trata de un contrato precario, comparado con los
contratos históricos del SME de los años 30 del siglo XX.
Lo que no queda claro es si el C. Almazán piensa que todos somos como el coro
que en redes sociales le festeja cualquier comentario sobre el SME (hasta los
que no son smeítas), porque a nosotros sí nos queda claro que el contexto
social e histórico de los años 30 es muy distinto al que vivimos actualmente,
que el Maximato y el Cardenismo no se parecen a los pasados 5 sexenios
neoliberales ni al que corre a cargo de EPN.
Nos queda claro también que el primer CCT alcanzado por el SME en 1932, se
logra después de ¡18 años! de relación laboral con la MexLight, una relación
nacida en la persecución y los despidos, una represión gubernamental que si
bien no disolvió al sindicato, si lo sumió en un periodo de desmovilización y
reorganización; la firma del CCT de 1932 no se dio de la noche a la mañana, y
el ascenso del movimiento obrero en los 4 años siguientes fueron clave en las
conquistas alcanzadas después. Muy diferente del panorama actual.
Ahora, en el marco descrito al principio, el SME firmará un CCT con una empresa
privada y extranjera como no ocurría desde hace más de medio siglo, una empresa
con la que no ha tenido ningún trato y con la que se afianza, en un primer
contrato, una relación regida por el ACUERDO ENTRE LAS PARTES, la condición
histórica más importante alcanzada por el SME en toda su trayectoria, pues sin
ella ninguna prestación por encima de la ley habría sido posible, incluida la
jubilación. Condición que hoy se mantiene con Mota-Engil en una relación que
tendrá una duración pactada por al menos 30 años y de la que seremos
vigilantes. Nadie deberá tirarse a la hamaca.
Como se ha repetido hasta el cansancio que ésta es una solución parcial,
transitoria, nadie alienta falsas ilusiones ni pone alas para elevarse del
suelo; para despejar dudas están nuestros espacios estatutarios, de la Asamblea
General a las divisionales, departamentales y seccionales, así como la relación
directa de los miembros activos con sus Representantes. Las redes sociales,
para quien tiene acceso a ellas (que no son la mayoría en el SME) son un mero
accesorio.
Con esta solución transitoria no se alientan sueños ni ilusiones como pensar
que, ahora sí, en el 2018, el elegido vendrá a devolvernos el empleo. Ni
pensamos esperarlo.
Y tal parece que para el C. Almazán, constituir una Cooperativa es un asunto
penoso, una triste derrota anticipada, pues las y los trabajadores que hemos
resistido el intento de aniquilación de casi 6 años, tendremos que competir por
licitaciones y obras públicas y, sugiere entonces, no seremos capaces de
sostenerla o el contrincante será invencible. Nadie nos prometió que sería
fácil y pobre de aquel que espere llegar y encontrar la mesa puesta.
Lo que ofende de la opinión del C. Almazán es su insistencia casi religiosa en
lo “inevitable” del regreso al trabajo, menoscabando con ello no solamente los
esfuerzos de la mesa negociadora, sino el esfuerzo de la resistencia en su
conjunto durante casi 6 años. Si según él era inevitable, ¿para qué tanta
movilización, tanto sacrificio? ¿acaso está sugiriendo que nuestras acciones
fueron en vano?
Y en su opinión, el trago amargo va para largo y nos hará conscientes –porque a
su parecer aún no lo somos- de lo que viene: la reforma en salud y pensiones.
Claro, para él los foros organizados por la Confederación de Jubilados (que
precisamente él dejó a la deriva), la OPT y la ANUEE respecto al tema no
existen, seguramente porque él no los organizó. Así que a seguir con el trago
amargo porque estamos derrotados hasta que AMLO nos libere.
Se trata efectivamente de un trago amargo, pero la boca que lo resiente es la
del C. Almazán, porque sabe que, salvo el cumplimiento de su obligación
estatutaria de pagar la cuota sindical, que tanto le gusta publicitar en redes
sociales, junto a sus selfies de pisa y corre en las marchas, nada más ha
aportado él al triunfo que nosotros sí percibimos.
Le sabe amargo haber quedado fuera de la mesa de negociación por su
protagonismo y su necedad de confrontar a toda costa a la contraparte del
conflicto, por cumplir su agenda morenista, que le prohíbe negociar con “la
mafia en el poder”.
Trago amargo porque renunció al Comité Central (renuncia anunciada desde antes
en sus infalibles redes sociales) anticipando una derrota de la que tenía que
desmarcarse y que hoy busca cuadrar a como dé lugar, viendo precariedad por
todos lados, porque ningún salario estará a la altura del puesto de analista
que ocupó para jubilarse, siendo trabajador de Agencias Foráneas, o de sus
ingresos como diputado que nunca habría recibido sin el respaldo del SME para
llegar a San Lázaro.
Trago amargo porque sabe que no pasará a la historia como parte de la Dirección
que mantuvo con vida al SME –trago amarguísimo para su conocido ego- cuando
hasta en su partido nos daban por muertos y por ello su insistencia en “lo
inevitable”, para restarle méritos al acuerdo político, porque sabe que de nada
sirvió a la resistencia –sólo a su ego- buscar tumbas perdidas y, que saberse
de memoria los contratos históricos nada aportó para la creación de un CCT
nuevo con el que se mantiene el registro del SME y que permitirá dar
estabilidad laboral a una generación (30 años) de trabajadores del área de
generación.
No somos triunfalistas ni optimistas ciegos. Por el contrario, la resistencia
nos ha endurecido y nos hemos ganado el derecho a ser pesimistas. Pero también
el derecho a celebrar un salto adelante, aunque falte dar muchos otros. Por eso
mismo no aceptaremos que alguien, quien sea, venga a regatearnos un avance que
tanto nos ha costado a nosotros y nuestras familias.
FRATERNALMENTE
“Por el derecho y la justicia del trabajador”
México D.F., a 20 de agosto de 2015
COMISIÓN DE TRABAJO CONEXIONES Y MEDIDORES INSTALADORES
Gerardo Sandoval Montoya (cred. 113185)
Representante Propietario Principal
Noé Morales Fuentes (cred. 113759)
Representante Suplente Principal
Representantes Propietarios
Tomás Terreros De la Rosa (cred. 84531)
José Antonio Arellano Bustos (cred. 97329)
José Florentino Hinojosa Sandoval (cred. 115039)
Everardo Téllez Martínez (cred. 132279)
Enrique Díaz Estrada (cred. 87715)
Ricardo Arenas Rodríguez (cred. 96221)
Benjamín Medina Cervantes (cred. 134481)
Representantes Suplentes
Jaime Antonio Arellanos Bustos (cred. 103867)
Salvador Morales Hernández (cred. 97477)
José Feliciano Pérez Orduña (cred. 132581)
Ismael Sánchez Corona (cred. 97541)
José Antonio Garcés González (cred.106251)
José Juan Trujillo Martínez (112893)
Juan Andrés Barrios Vázquez (cred. 105179)
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