Imperialistas y oligarcas
El cierre de la frontera de Venezuela con Colombia, decretado por el presidente Nicolás maduro, representa un duro golpe los planes dedesestabilización en contra de su gobierno que mediante el contrabando de productos de primera necesidad hacia el país vecino y la desestabilización de su moneda por el arbitrario establecimiento de paridades frente al dólar, impuestas por "cambistas" de ciudades colombianas como Cúcuta, y avaladas por una tramposa estructura financiera con sede en Miami DólarToday-, han buscado crear un escenario adverso a su gobierno, de cara a las elecciones del próximo 6 de diciembre en que habrá de renovarse la Asamblea Nacional en la agredida república latinoamericana.
La intención es crear un clima de malestar social por el desabasto de alimentos y productos de primera necesidad, patrocinado de forma malévola y artificial por los empresarios de la recalcitrante oligarquía venezolana, aliados con las mafias colombianas y grupos paramilitares aprovechando la política de subsidios a muchos de estos artículos alientan al llamado "bachaqueo", dicho en otras palabras, su contrabando a lo largo de la frontera, sobre todo en estados venezolanos como Zulia y Táchira. Y que representa para Venezuela una pérdida del 15 y20 por ciento de su producción nacional, equivalente a unos 12.000 millones de dólares anuales.
La derecha venezolana tiene sus manos el control de las principales empresas productoras de alimentos y no ha dudado en alentar el desmedido contrabando junto con trasnacionales como la firma estadounidense Colgate-Palmolive que en el peor de los descaros consiente que en Colombia se vendan muchos de sus artículos para aseo personal elaborados en su planta de Carabobo, Venezuela, pero sacados ilegalmente, vía el "bachaqueo", para luego ser empaquetados y vendidos en ciudades colombianas como si hubieran sido producidos en aquel país. El abasto seguro y barato al pueblo venezolano les tiene sin el menor cuidado.
Los bajos precios de productos básicos como el arroz han hecho que hasta los mismos narcotraficantes colombianos bajo la indudable complacencia del presidente, Juan Manuel Santos, aprovechen el estado de excepción consentido por las autoridades de aquel país para lavar sus recursos ilícitos mediante la fijación del tipo de cambio que los usureros "cambistas" de Cúcuta establecen a diario tanto del peso colombiano como del bolívar venezolano, en relación con el dólar.
Los capos han encontrado en el "bachaqueo" una actividad doblemente productiva pues, además de que les permite blanquear sus dólares, le reporta millonarias ganancias.
Por supuesto que nada de esto expresa en sus incendiarios discursos el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, que ante la deportación de 1000 de sus connacionales y el cierre de la frontera de Venezuela, se apresuró a decir que Nicolás Maduro estaba atentando contra los derechos humanos de los "bachaqueros", exigiendo una "frontera libre" entre ambos países, pero olvidó citar el decomiso de 50 toneladas de alimentos y artículos venezolanos que entrarían ilegalmente a suelo colombiano.
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